Relatos

Por ti o por mí? Mejor por los dos.

Nunca os preguntáis como puede ser que muchas de las personas que nos rodean tengan la capacidad de tomar buenas acciones? Es decir, siempre en la vida tenemos que tomar decisiones. Estamos expuestos diariamente a conflictos o a discrepancias del trabajo, la pareja, la familia, los amigos, cualquier persona que nos pueda dañar en un momento dado o con la que no nos entendamos en algo. Y existen personas que dentro de un momento amargo o difícil son capaces de tomar buenas decisiones y actuar correctamente.

Me doy cuenta que realmente podríamos diferenciar a las personas en tres clases, las egoístas, las generosas y el resto. Las personas egoístas creen que todo lo que hacen es en pro de lo correcto, es decir, cualquier decisión irá siempre vinculada a un beneficio propio. Las personas que son generosas, por que no nos olvidemos el antónimo de egoísta es generoso, son personas que siempre anteponen los intereses del contrario al propio, por lo tanto sus decisiones siempre tomaran en cuenta si alguien puede salir perjudicado. El resto son los que a veces son generosos y otras veces egoístas, me gusta llamarlos equilibristas.

Es curioso, he estado dándole muchas vueltas a lo que puede llevar a una persona ególatra a ser como es. Puede que sea la educación sobre protectora que le dieron los padres donde se defendía y anteponía que el único bienestar importante era el suyo, dando por supuesto el sacrificio de sus padres por su propio bien. Puede que sea incluso la falta de atención, por lo que el sentimiento de abandono alimente dentro de ellos la necesidad de protagonismo constante. O puede que simplemente sea una persona que no distingue lo que es un autoestima alta a un ego desequilibrado.

Aun y así me sorprende la capacidad que estas personas desarrollan para la manipulación y el victimismo en beneficio propio. En todo momento me estoy refiriendo a personas que son altamente egoístas que no son capaces de discernir el daño que pueden estar causando a sus “seres queridos” y lo pongo en comillas, porque en su foro mas interno no hay nadie más querido que ellos mismos.

Supongo que este tipo de personas en realidad lo que me generan es una tristeza enorme, es una visión de ellas con una soledad interna extrema y de las pocas ganas de desarrollar la capacidad de empatía que les brinde la oportunidad de conectar con alguien de una manera real. Por lo tanto son personas que a la larga, tenderán a quedarse solos porque no habrán trabajado vínculos fuertes y que puedan ser sostenibles en el tiempo.

Aún y así las personas altamente generosas también llevan su propia cruz, ya que el darse tanto a los demás y estar tan pendientes del bien ajeno, les lleva muchas veces a la frustración continúa de nunca hacer lo suficiente por el otro, la auto exigencia extrema y el nunca ver que el exceso de ayuda hacia los demás puede ser contraproducente. Ya lo dicen que si riegas demasiado una planta se muere, el agua no es mala, pero en cantidades desorbitadas ahoga.

Las personas altruistas nunca ven el fin en la ayuda que dan a los demás, a veces se están destruyendo a ellos mismos mientras luchan por los demás.

A veces incluso su propia necesidad de sentirse necesitado por los demás, puede ser algo realmente agotador para las personas que los rodean.

Normalmente las personas egoístas no se juntan con sus semejantes, porque esta claro que no tienen por donde rascar. Habitualmente se juntan con personas o generosas, que a su vez estas van viendo minada su autoestima y su buen hacer a causa de siempre mirar por los demás.

Creo que solo existe una fórmula en la que una persona egoísta podría coger conciencia de su egocentrismo y quiera cambiar para mejor. Perder algo que realmente ama por su actitud, lo que antes debería ser consciente que ha sido por sus acciones, sin la reflexión y la introspección,no existe el cambio.

Al igual que las personas generosas solo podrían aprender a ser un poco menos dadas a los demás a raíz de grandes decepciones,frustraciones y entrega desmedida cuando el dolor es tan grande que deben aprender a mirar un poco por si mismas antes de acabar destruidas.

Hablamos siempre que es prácticamente improbable que personas de extremos cambien sino lo ven por si mismos, sino tienen realmente una concienciación de estar actuando desmedidamente.

Hay una frase que una amiga mía siempre dice: se conoce a una persona por la forma en que se va. Es muy cierto, las personas se pueden ir sin hacer ruido o literalmente haciendo un escándalo.

No todo el mundo es dado a mirarse el ombligo y hacer un balance sincero de como se ha comportado o como ha reaccionado en la vida, o lo que sus actos, palabras o decisiones han podido afectar a personas de su alrededor de forma negativa.

Yo por mi parte creo que es imprescindible para poder crecer.

Creo sinceramente que hay personas altamente egoístas que no cambiaran nunca, porque son incapaces de mirar a través del ojo ajeno y su único objetivo será siempre su propia satisfacción. También hay personas altamente generosas que sufrirán siempre, se sacrificaran siempre a ellos mismos antes que pensar que pueda existir otra opción. El bien ajeno es su prioridad más alta aunque incluso a veces eso les lleve a su propia destrucción.

Y luego estamos los que nos balanceamos entre unos y otros, creo que esos somos la gran mayoría, los equilibristas.

Yo por lo menos no puedo decir que siempre sea una persona generosa o que sea una persona egoísta que solo mire por mí. Creo que tengo las dos vertientes e intento mantener el equilibrio que considero es sano para mi misma y para mi relación con las personas que me rodean.

No quiere decir que siempre lo consiga, ni tampoco que nunca lo haga, lo que si que intento es trabajar en ello cada día.

Me gustan las personas que como yo, se ponen en tela de juicio el como son y en las peores circunstancias luchan por sacar lo mejor de ellas mismas y poder crecer.

Me gustan las personas que aunque lloren porque están abrumadas, se levantan e intentan actuar de la forma mas correcta para su corazón y su conciencia.

Las que no intentan estar por encima de nadie, pero que no callan su punto de vista ya que también lo consideran importante, aunque no lo imponen como verdad absoluta.

Al final creo en el equilibrio o por lo menos intentar llegar a él de la forma mas sana para uno.

Es difícil es un reto casi diario y engloba muchísimas cosas, pero me gusta poder seguir creciendo, al final es cuestión de compartir, dar y recibir, al final son regalos.

Supongo que al final de la vida, es por eso por lo que nos recordaran, por como nos fuimos.

Al final nuestras decisiones, nuestras acciones, nuestra huella en los demás es lo que hará que nos recuerden de una manera u de otra.

Ya lo dice siempre mi madre, con quien tienes que vivir toda la vida es contigo mismo, tu conciencia siempre tranquila.

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